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(2012-2015)

Arte de tapa: Mariel Galarza

«Coplas de orilla» es un conjunto de 26 poemas, escritos entre febrero y julio de 2012, con un Arte poética como introducción y un serie final titulada «Aguas adentro», escrita en el verano de 2013. Publico aquí un adelanto, incluyendo la copla XIX, una de las cinco que escribí en Buenos Aires.

La presentación tuvo lugar el 23 de agosto de 2015, en la Biblioteca Pública Rafael Obligado de Villa Gesell. Ya está distribuido en las librerías de Villa Gesell. 

Prólogo

“Nada viviente procede de la nada, ni de la nada se enamora”

Saint-John Perse

Estos poemas se leen como de alguien ya hecho en la poesía. Hay el uso de un lenguaje a los borbotones, que siempre tiene el riesgo de lo informe, de lo tan absolutamente subjetivo que se vuelve incomprensible, inalcanzable para el lector. Pero no acá; hay esos borbotones, pero sólo (nada más y nada menos) en la visón de la realidad, en la manera de evidenciar la existencia como constante experiencia viva; no en la entereza, digamos, objetiva que todo poema tiene que tener. El “deber estético” de hacerla ser una realidad entera, plena a fin de que quien la lee así la reciba. Y así la recibimos al leer “Coplas de orilla”.

Es poesía que tiene la misma presencia que la de Saint-John Perse y la de Enrique Molina. Ellos también dedicados a manifestar esa urgente y aluvional vida que nos acomete sin descanso y “sin piedad”, arrastrándonos hasta liberarnos incluso del temor paralizante a la muerte…

“Y no tengamos miedo de morir

Miedo al viento marino miedo al viento del alma

Abre la puerta y que el sueño te arrastre hasta el

borde del mundo”

según la voz de Enrique Molina.

“[…] éramos creo quiero creer un par de

seres concertados en la corriente de la vida”

según la voz de Aníbal Zaldívar.

Y no se trata meramente de informarnos acerca de esta existencia que nos arrebata; como en toda grande poesía se trata de hacer que el lenguaje poético se vuelva esa presencia, esa incuestionable presencia que tiene todo organismo vivo, que a la vez nos sobrepasa y nos integra “en la corriente de la vida”.

La poesía de Aníbal se ubica precisamente allí, y nos guía hasta ubicarnos a nosotros también allí, sus lectores acometidos por la vida de estos poemas.

Y este asomarse a todo lo existente es lo que nos hará retornar en sucesivas relecturas a preguntarle a esta poesía y a su autor: “¿nos diréis una noche sobre la tierra qué mano nos viste con esta túnica ardiente de la fábula […]?”, como en Crónica de Perse. Porque Aníbal nos garantiza su intención sin tregua cuando se incita a sí mismo, poeta:

“[…] canta

  sigue cantando entre las frescas lombrices tierra salada calamares peces abisales”.

Ricardo Héctor Rabitti

Coplas de orilla

Coplas de orilla

I

(Arte poética)

La poesía es mi universo

muerdo una manzana y la veo

bajo el agua respiro y la siento

viene en el viento sur

sopla en mis dedos.

La poesía es mi universo

cuando nado navega en mis huesos

cuando rezo

plegaria cuando duermo viejo sueño

acunado por el oleaje eterno.

La poesía es mi universo

estrellas palabras en el ancho cielo

escalas remedios alimento destellos.

Palabras que son voces

voz tapada anestesiada dormida

voz que sopla en las hojas de los álamos

murmura

voz que susurra se arremolina y corre

voz asfixiada en el humo de las piedras

en el humo de los ojos tristes

en la penumbra de las tumbas

en la soledad que se inventa a sí misma y sólo piensa

ese murmullo sórdido y sordo del pensar.

Ir a las raíces del miedo

al oscuro escondrijo del insecto

que amenaza esa forma

que desde la niñez entrevista

crece y envuelve y sofoca y muerde.

Ir

para traer al león de Nemea y a la cabeza

de la Gorgona, victorioso,

mitoformas sueños proyecciones

nada real todo real

hueso carozo ojo corazón

la oreja cortada de Van Gogh.

Ir

amputar, restaurar, sanar.

Es el antiguo dios destructor

mar disolución

molino de la harina del no ser

lo disuelvo sopa de los cuerpos

intemperie

amenaza primordial polvo cósmico extensión expansión vacío

partículas prenatales.

Antiguo dios que tritura

desde las aguas vuelve

bajo nuevas vestiduras

a levantar su martillo

cuchillo en la garganta

licuadora terrible

mito noche ilusión invención

mar sin orillas

duermo en mi bote

ruego remo navego descanso.

También se envejece hacia adentro

la piel es una orilla

cada órgano tiene su memoria

ensimismada

nos mordemos nos comemos nos acumulamos

sólo el mar renueva su remolino de sangre salada

y nace joven cada instante nosotros

en cada parte nuestra nos ahogamos

nos vamos volviendo viejos desde el pelo

aunque el mar nos abra con sus olas

nos habla con su voz de arena espuma

nos grita en la terrible noche con estrellas

y baja con su abrazo de agua y nos penetra

y nos despierta.

Un naufragio quiero deseo

que se rompa parte a parte mi cuerpo

y entre en mí el más crecido oleaje a limpiar

células madres huesos riñones dedos

y rematarme y renacer de nuevo nuevo.

Sólo la marea de estas palabras lo salvan

la bajante deja ver sus vergüenzas

gestos pusilánimes de cangrejo ciego

vuelve a estar seco en sus orillas tristes.

Seco de regusto amargo en ansiedad de mar

con sus pinzas al aire ademán de loco pidiendo

agua frescor altura flujo nuevo de olas

sólo en la marea respira y se dilata y vive.

En cada tramo del camino

el poema acompaña

escuchar su murmullo secreto

como el ronquido del mar

detrás del día y de la noche

perenne

sólido

desterrado en su pileta gris

corazón latiendo sin pausa y sin muerte

y en la orilla su palabra constante.

La orilla es una agenda infinita

donde anoto mis ocupaciones pero rápido

una ola y otra, una hora y otra

borran todo limpian caracoles

destrozados, mis planes renovables.

La orilla es un estar y un devenir

mojado y seco saciado y sediento

y una agenda de minutos ahogados

de números, fechas, cuestiones que respiran

con el ritmo pausado del oleaje

tomo las manos de la orilla

lastimo la yema de mis dedos

las piedras redondeadas por siglos de agua

los filos de colores de conchillas

me cortan y desangran

pero yo anoto cada cosa por hacer

hasta saturarme y lavarme y volver al mar.


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