Poemas y textos del 17 de julio 2021
“La poesía y el oleaje”, primer encuentro.
Imagen: Luis Franco según Sábat
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Homero, La Ilíada, canto IV, versos 220 y ss.
“Como las olas impelidas por el Céfiro se suceden en la ribera sonora, y primero se levantan en alta mar, braman después al romperse en la playa y en los promontorios, suben combándose a lo alto y escupen la espuma; así las falanges de los dánaos marchaban sucesivamente y sin interrupción al combate…”
Homero, La Ilíada, canto IV, versos 446 y ss.
“Cuando los ejércitos llegaron a juntarse, chocaron entre sí los escudos, las lanzas, y el valor de los hombres armados de broncíneas corazas, y al aproximarse los abollonados escudos se produjo un gran alboroto. Allí se oían simultáneamente los lamentos de los moribundos y los gritos jactanciosos de los matadores, y la tierra manaba sangre. Como dos torrentes nacidos en grandes manantiales se despeñan por los montes, reúnen las hirvientes aguas en hondo barranco abierto en el valle y producen un estruendo que oye desde lejos el pastor en la montaña; así era la gritería y el trabajo de los que vinieron a las manos”.
Homero, La Ilíada, canto VIII, versos 305 y ss.
“Como en un jardín inclina la amapola su tallo, combándose al peso del fruto o de los aguaceros primaverales, de semejante modo inclinó el guerrero la cabeza, que el casco hacía poderosa”.
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Oda Al Mar
(frag)
AQUÍ en la isla
el mar
y cuánto mar
se sale de sí mismo
a cada rato,
dice que sí, que no,
que no, que no, que no,
dice que si, en azul,
en espuma, en galope,
dice que no, que no.
No puede estarse quieto,
me llamo mar, repite
pegando en una piedra
sin lograr convencerla,
entonces
con siete lenguas verdes
de siete perros verdes,
de siete tigres verdes,
de siete mares verdes,
la recorre, la besa,
la humedece
y se golpea el pecho
repitiendo su nombre.
Pablo Neruda
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Romance de Río Seco
(frag)
Dios le ayude, porque Oribe,
El mejor de sus rivales,
Manda lo más aguerrido
De las tropas federales.
Por capaz y diligente
Se las ha confiado Rosas,
Y don Juan Manuel, en esto,
Sabe arreglar bien las cosas.
Cada división por junto,
Monta caballos de un pelo.
Y en el porte y disciplina,
Cada soldado es modelo.
Punzó la gorra de manga,
De igual color la chaqueta,
Y a listas blancas y azules
El chiripá de bayeta.
Son veteranos de aquellos
Que al entrar en la pelea,
Por dragona de los corvos
Suelen prender la manea.
Y hasta cuentan que en las cargas
Se ha visto más de un barbudo
Que para andar sin estorbo
Con las barbas hizo un nudo.
Es de verlos cuando avanzan
Con un empuje tremendo,
Entre el polvo y la humareda
Como un pajonal ardiendo.
Mas, los de la otra divisa
Topan esa llamarada
Como las olas que encrespa
Bramando la marejada.
Pues el uniforme entero
Llevan del color celeste
Con que quiere el unitario
Que su fe se manifieste.
Dicen que en su menosprecio
De la muerte, esos varones,
Se vienen hasta los cuadros
Para enlazar los cañones.
Leopoldo Lugones (Frag)
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Tarde en el mar
La perfección ya es recuerdo
y vaga y sutil está en el tiempo:
instante de luz reflejada
en la llanura del mar,
aire más transparente en el cielo iluminado.
La resistencia ya es huella,
suspiro, gloria perdida
en el movimiento de la ola,
agua interrumpida por la carne gozante,
cicatriz ahora, en el sinfín del cuerpo.
Materia residual esta alegría
que la sangre atesora en su fluir
cuando la noche emplazada
por altamar hambrienta
desata su condena.
Pero también el mar se disgrega en sus límites:
hermoso y extendido en la serenidad
aullaba por sus peces, en la tarde mansa,
absorbía miradas y gaviotas
y temblaba de angustia en el atardecer.
Era la soledad que volvía,
la música igual del viento,
la monstruosa rutina de la eternidad.
Anibal Zaldivar
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Rosas del desierto
15
Se detiene al borde de las olas
y dice una plegaria.
Las teclas de sus dedos se estremecen
tocadas por la espuma.
Hay piel de arena y agua rumorosa
y viento del sudoeste y tibia hondura.
Se adivina el final un poco triste
y es mejor regresar abismo abajo.
Lo que no entra al mar
se hace silencio y poema.
Anibal Zaldivar
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“Se hunde el poema
en el oleaje”.
La luna en una página
la encrucijada/ los malvones.
Flotan fugaces
los amores/
le quedan cortos
los versos al océano.
Hubo represa
en vez de empresa impresa.
Tal vez no era un poema
sino un naufragio de cuadernos rotos
los libros son de otros
o era tal vez
un embrión de sudestada,
algún derrame/
una hilacha/
la resaca.
Marejadas.
Ola tras ola
bucea la palabra
y así como zozobra
emerge
-en el reflujo –
la metáfora.
Graciela Vergel
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Hasta Magoya
(Homenaje a Juan Forn)
Cómo nadar de noche ahora
dejar sin nombre al viernes
romper una pared y que aparezcas
fumándote voraz la madrugada
cómo surfear sin vos
la página inclonclusa
cómo no ver pasar
al cielo y al infierno
austeros de adjetivos
y torbellino como vos
al mismo tiempo.
Será hasta mar adentro
junto a las piedras lisas
y con los perros viejos
nadar a toda hora
como un niño sin miedo
desde la contratapa
del océano
y Hasta Magoya, Juan,
Hasta Magoya.
Graciela Vergel
*
Azul de invierno
Nadarme/te
,mar
,sólo
,en invierno
y en tu silencio
,con frío
Sin estridencias que inhiban tu marea, que no marea.
Estoy acá, tranquilo, te respiro. Falta el mate. Flotadormiría en vos, hasta abrigarme en tu amanecer de pájaros cantando lo cálido.
Nadarme/te
, mar
Granos de arena en tu piélago
,no hay
Son recuerdos de verano
,porque tu azul regresa
,en olas calmas como deseo
, mostrándose en tu atlántica infinitud
Leo Baldo
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Viento
Cantan las hojas,
bailan las peras en el peral;
gira la rosa,
rosa del viento, no del rosal.
Nubes y nubes
flotan dormidas, algas del aire;
todo el espacio
gira con ellas, fuerza de nadie.
•
Todo es espacio;
vibra la vara de la amapola
y una desnuda
vuela en el viento lomo de ola.
•
Nada soy yo,
cuerpo que flota, luz, oleaje;
todo es del viento
y el viento es aire
siempre de viaje…
Octavio Paz
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El oleaje
Me encanta
me cautiva
me enamora.
El oleaje
me despide
cada noche
con su ritmo
desparejo
aleatorio
indefinido.
Es incesante
indescriptible
rumoroso
calmo o
desbocado,
a veces suave
y a veces
tan furioso
que parece
que todos los dioses que convoca
se despiertan y nos niegan
el remanso.
Graciela García
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El guardián del hielo
Y coincidimos en el terral
el heladero con su carretilla averiada
y yo
que corría tras los pájaros huidos del fuego
de la zafra.
También coincidió el sol.
En esa situación cómo negarse a un favor llano:
el heladero me pidió cuidar su efímero hielo.
Oh cuidar lo fugaz bajo el sol…
El hielo empezó a derretirse
bajo mi sombra, tan desesperada
como inútil.
Diluyéndose
dibujaba seres esbeltos y primordiales
que sólo un instante tenían firmeza
de cristal de cuarzo
y enseguida eran formas puras
como de montaña o planeta
que se devasta.
No se puede amar lo que tan rápido fuga.
Ama rápido, me dijo el sol.
y así aprendí, en su ardiente y perverso reino,
a cumplir con la vida:
yo soy el guardián del hielo.
José Watanabe (poeta peruano, 1945-2007)
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pasos
a escondidas el sol
mira pasar las nubes hacia el sur
van persiguiendo deslumbradas
el polo del océano que las llama
viajan en la cresta de las olas de todos los vientos
yo fijo la mirada en esta calle
piso las piedras como si quisiera hundirme
en el carácter sísmico que guardan
su inmovilidad corre en lo profundo
piedra y nube en el mismo navío
soplando la única brújula del camino sin tiempo
una
emerge eternidad tras eternidad
la otra
figura labios que se vuelan en humo y sal
es que las piedras…
hablan
están en la tierra
apisonadas una a una
son las espaldas perplejas de los ancestros
los juncos de la paciencia
son las manos
con que transmudaron inviernos
bajo el quebranto del cansancio y la nieve
amontonándolas en las noches
para que la luz perfumada de la luna
entrara en la oscuridad
cegadora de sus pisadas
ese hermoso juego de frotarlas
para que brillen
y en un destello
imaginar la infancia otra vez
piedras que contemplaron las altas nubes
antes que se las tragara el cielo
Javier Bustos (25/6/2021)
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A veces se piensa en el mar
(Para Paco Ignacio Taibo I)
Cuando yo pueda andar toda una tarde
por la orilla del mar, cuando yo tenga
dinero para ir al mar, cuando me quite
esa larga pereza de estar aquí en mi casa
derrumbado, arrumbado, derrengado
en la cama entre libros y tristezas,
y acomode mi ropa y suba a un taxi
para ir a la estación del tren, y mire
cómo se van y van casas y casas
de la ciudad, y diga en pensamiento:
me voy al mar…
Cuando yo me decida
a decirme a mí mismo: voy al mar
porque no quiero estar aquí conmigo
entre harapientas, pobres soledades,
se van a incomodar todas las horas
que se habían alojado en los rincones
de este cuarto, a montones, como polvo,
acostumbradas a que nada ocurra
y al olor encerrado día tras día.
Yo sé bien que ellas saben que me he dicho
muchas veces: si yo me decidiera
y por fin fuese al mar…
Y si cerrara suave, quedamente la puerta
de la casa, pensando
que no pienso marcharme para siempre,
con el pulso tranquilo, como cuando
cierro para bajar a comprar más cigarros.
Y si bajara sin prisa la escalera
y no me detuviera y caminara y caminara
y sin sentir llegase a un tren que espera
y me subiera en él y el tren se fuese
a cualquier parte, lejos, y tuviera
dinero en el bolsillo y no pensara
en todo lo que dejo aquí pensado.
Si tuviera o tuviese, si pensara
o pensase o pudiera o pudiese…
Yo sé la pena de los subjuntivos
porque tampoco saben ir al mar.
Si yo no odiara el mar, como esos otros
que les gusta ir al mar a broncearse,
a hacerse un poco estatuas de sí mismos (*)
y enamorar al sol a otras estatuas solas.
Pero a mí no me gusta el mar. Yo digo
que me gustan los pueblos tierra adentro
con su campo labrado, con sus yuntas,
sus aperos, sus serios labradores,
y salir yo muy de mañana al campo
a oler el olor bueno de la tierra.
Porque yo soy de un pueblo tierra adentro
y nunca olvida nada el inconsciente,
dicen que dijo Freud, digo que dicen.
Si yo, si yo, si yo, si yo dijera…
sí, sí, podría decir…
(Voy a dormirme un rato, y a ver luego…)
Luis Rius
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Viento y profecía
Paso la mano
sobre todos estos vientos
que desarreglan tu pelo
y los recojo.
Con ellos hago historias
de musicales gozos
para arrullar tu sueño
y tus recuerdos.
Y caen sobre mí
-multiplicadamente-
tus últimas risas
que se hacen trino
de interminable son
en mis oídos.
Héctor Eliu Cifuentes
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Haiku
Once jinetes
encaran la tormenta
sin darse vuelta.
Daniel Perez
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El mar se embarca
(a Carlos Penelas)
Cabalgan las montañas sobre la tierra toda.
Sobre el abismo cabalgando el mar.
Como potro espantado y espantoso
emboscado detrás
de sus olas
el mar.
Nublado de olas, pero
constelado de furia y espumas en verdad
(el pez-espada ha atravesado el pecho
de la tromba al pasar);
levantando en sus puños orografías líquidas,
la saña cóncava del mar:
blanqueando en la noche
como un cometa apeado, ¡ay!
hambriento siempre de naufragios,
dejando su fugaz
lápida de ímpetu y espumas,
el mar,
rugiendo y sollozando
ebrio de la amargura de su sal…
Todo para embarcarse al fin en el navío
de la noche que lleva en su bogar
todas las luces encendidas:
¡el mar
singlado en órbitas celestes
ya!
Luis Franco
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El silencio
Y va a romper, porque ya se hizo labio.
Y va a romper la ola en este instante.
Todo a lo largo de este mar es una,
y en lo más alto de su labio estira,
todo a lo largo de este mar, un filo
que me corta el aliento.
En este instante,
todo a lo largo de su filo el viento
corre de sur a norte, y como flecha
va haciéndole saltar blancas astillas,
va a largos saltos con sus plumas blancas.
En un instante, sólo en un instante,
emplumado y silbante, libre y bello
pasa ante mí el silencio.
Héctor Viel Temperley
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Soledad
En ti estás todo, mar, y sin embargo,
¡qué sin ti estás, qué solo,
qué lejos, siempre, de ti mismo!
Abierto en mil heridas, cada instante,
cual mi frente,
tus olas van, como mis pensamientos,
y vienen, van y vienen,
besándose, apartándose,
en un eterno conocerse,
mar, y desconocerse.
Eres tú, y no lo sabes,
tu corazón te late y no lo siente…
¡Qué plenitud de soledad, mar sólo!
Juan Ramón Jimenez
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Tengo
Cuando me veo y toco,
yo, Juan sin Nada no más ayer,
y hoy Juan con Todo,
y hoy con todo,
vuelvo los ojos, miro,
me veo y toco
y me pregunto cómo ha podido ser.
Tengo, vamos a ver,
tengo el gusto de andar por mi país,
dueño de cuanto hay en él,
mirando bien de cerca lo que antes
no tuve ni podía tener.
Zafra puedo decir,
monte puedo decir,
ciudad puedo decir,
ejército decir,
ya míos para siempre y tuyos, nuestros,
y un ancho resplandor
de rayo, estrella, flor.
Tengo, vamos a ver,
tengo el gusto de ir
yo, campesino, obrero, gente simple,
tengo el gusto de ir
(es un ejemplo)
a un banco y hablar con el administrador,
no en inglés,
no en señor,
sino decirle compañero, como se dice en español.
Tengo, vamos a ver,
que siendo un negro
nadie me puede detener
a la puerta de un dancing o de un bar.
O bien en la carpeta de un hotel
gritarme que no hay pieza,
una mínima pieza y no una pieza colosal,
una pequeña pieza donde yo pueda descansar.
Tengo, vamos a ver,
que no hay guardia rural
que me agarre y me encierre en un cuartel,
ni me arranque y me arroje de mi tierra
al medio del camino real.
Tengo que como tengo la tierra tengo el mar,
no country,
no jailáif,
no tenis y no yacht,
sino de playa en playa y ola en ola,
gigante azul abierto democrático:
en fin, el mar.
Tengo, vamos a ver,
que ya aprendí a leer,
a contar,
tengo que ya aprendí a escribir
y a pensar
y a reír.
Tengo que ya tengo
donde trabajar
y ganar
lo que me tengo que comer.
Tengo, vamos a ver,
tengo lo que tenía que tener.
Nicolás Guillén
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Lectura del Libro de Job
Jb 38, 1.8-11
Dios interpela a Job
1 Entonces el Señor le habló a Job de en medio de la tempestad:
8 «Cuando el mar brotó del seno de la tierra,
¿quién le puso compuertas para contenerlo?
9 Yo le di una nube por vestido
y la niebla por pañales.
10 Yo le puse un límite al mar
y cerré con llave sus compuertas.
11 Y le dije: «Llegarás hasta aquí,
y de aquí no pasarás;
aquí se romperán tus olas arrogantes.»
Ines Ruvituso: Sal. 107 (106), 23-24. 25-26. 28-29. 30-31
*
R/. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia
Entraron en naves por el mar,
comerciando por las aguas inmensas.
Contemplaron las obras de Dios,
sus maravillas en el océano. R/.
Él habló y levantó un viento tormentoso,
que alzaba las olas a lo alto;
subían al cielo, bajaban al abismo,
el estómago revuelto por el mareo. R/.
Pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.
Apaciguó la tormenta en suave brisa,
y enmudecieron las olas del mar. R/.
Se alegraron de aquella bonanza,
y él los condujo al ansiado puerto.
Den gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres. R/.
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(Sin título)
Espero el numen, la cifra que me ubique en el retablo.
Arrastro junto a la sombra/
el sonido del mar.
Espuma enredada en el cabello,
vueltas en la calesita del tiempo
subida a un hipocampo.
Mar
El viento arena la memoria.
Un ópalo tallado con luz tibia.
Los días se van esmerilando.
Circundo,
tallo con infinita paciencia la palabra
con la que algún día deberé rendirme cuentas;
cortar los amarres,
aceptar el gesto y la desgarradura.
Bebo el silencio de a sorbos.
Todo es muy suave.
El fiel, indiferente, se inclina hacia la tarde.
Mar
Las olas duermen mansas, hoy, en tus entrañas.
La trama se afloja.
Penden lánguidos hilos de agua.
Hilachas que aún abrigan.
Mar
No hay apuro.
Penélope es infante.
Mariel Farías
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Diálogo…
Me intriga cuando vas llegando no eres inocente una presencia eres, que viene de otra parte de un mundo que no conozco es otro mundo. Vine a vos oleaje a escuchar tu música , Te miro : llegas y te transformas, llevas cuello de un cisne, un cisne en reposo . Te estoy hablando…me oyes? Eres un vagabundo feliz , nada te preocupa no pides permiso. Responde!!! Quieres que hable ? Si eso quiero, Bien, llevo, traigo , vivo en el agua, te envuelvo te rechazo , Qué amas? Si estoy de humores soy cantarín -A veces eres cruel porque me arrastras. Jajaja De qué te ríes ? -estoy jugando , hago espuma. Cuidado viene el viento , soy una enorme ola incansable y vivo en complicidad con la corriente/subes y bajas inoportuno/la misma fiebre y turbulencia de lo humano , eso eres/ Calla mujer!!!no me callo, insisto eres un vagabundo ,nada te preocupa/ no pides permiso/ Responde ! Basta!!! Hablemos. y calla mujer sirena, También tu me intrigas!!! -Cuándo ? Cuando me miras, y vas llegando.
Bonnie Favelis
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Cuarentena
Qué pena, señor, qué pena, qué bruto por lo que veo
Cuando al criminal boqueo, le ha llamado cuarentena
(La cuarentena bien lo retrata)
(Pero puede ser que el tiro le salga por la culata)
Que se dé cuenta este gringo, que hablar mucho es negativo
Por el efecto nocivo del whisky de los domingos
(La cuarentena bien lo retrata)
(Pero puede ser que el tiro le salga por la culata)
Puede escoger y probar la agresión que le convenga
De cualquier tipo que venga, la vamos a rechazar
(La cuarentena bien lo retrata)
(Pero puede ser que el tiro le salga por la culata)
Dirija al mundo su antena y pierda su tiempo hablando
Que aquí nadie está temblando por barcos ni cuarentenas
(La cuarentena bien lo retrata)
(Pero puede ser que el tiro le salga por la culata)
A la hora señalada, nos encontrará dispuestos
Cada cubano en su puesto y las armas engrasadas
(La cuarentena bien lo retrata)
(Pero puede ser que el tiro le salga por la culata)
Carlos Puebla Concha
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Playa
Con cada ola que te arroja hacia el polvo,
hacia la espina del yo, hacia todas las dunas
de infructuosa abundancia, no para expiarte
sin un lugar, sin un botín
–Siempre cerca del faro y de Kattegatt
y del Finisterre de las últimas rusticidades
se mueven las boyas detrás de la marisma
tuertas de extintas persistencias
-Oh el dulce tono de la dialéctica
del tono de gaviota, acumulado y corrompido-
identidad, monotonía astral,
que nunca fluye y siempre se vierte.
Vos, a través de la noche, las torres flotan como espuma
vos, a través del colgante escarpado del mediodía.
no más que sorda gangrena, no más que orden vacío
de cada rapto, de cada espacio.
Gottfried Benn
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Testimonios de Juan Forn aportados por Amalia Forte Mármol
De muy chiquito mi mamá me enseñó dos cosas que son indispensables en la infancia de cualquiera. Una es sentirte querido porque ahí empezás a tener una especie de confianza emocional que para el resto de tu vida es sumamente útil. Entre otras cosas te enseña a ponerte en la vereda del sol. Siempre que tuve momentos difíciles, busqué el lado más cálido. Mirando mi vida para atrás pienso que soy un superviviente nato porque tenía un instinto de supervivencia nato: cuando me interesaron las drogas encontré una manera de salida, cuando me puse frívolo encontré una manera de salida buscando la vereda del sol. Cuando tuve dudas, fui en busca de ese calorcito. Interior o exterior. Ir a Gesell fue eso. La aparición de mi primer libro en la literatura argentina de ese momento no tiene que ver con nadie. Estaban los cuentos de Abelardo Castillo, que son un cañón. Los de Briante. Pero nadie después trabajaba lo emocional de esa manera. Los escritores de mi generación impostaban, escribían libros cerebrales.
“Lo que descubrí del mar es el tema de las presencias, no hay que hablar mucho de esto igual, por cábala. Hay gente que lo entendió en la montaña. Básicamente, yo creo que en el fondo es la relación con la naturaleza y la soledad”, le dice Forn al poeta Aníbal Zaldívar en el film La boya de Fernando Spiner. La boya está filmada en Villa Gesell, lugar donde Spiner pasó su adolescencia. El realizador argentino se encuentra con Zaldívar, su amigo de la infancia, y juntos indagan en la importancia del mar, de nadar y de las figuras paternas. En ese mismo testimonio, Forn explica: “De lo que hablo es de la soledad cuando estás sin nadie y en comunión con vos solo. Eso en la ciudad lo podía conseguir, yo era noctámbulo en la ciudad, en esa expresión que es: en la alta noche, cuatro y media de la mañana; sino era muy raro, algún amanecer extraño. Por lo general, no. Y acá (en Villa Gesell) te ocurre a cada minuto”.
Forn decía que ya no pensaba en formato libro. Con el ritmo de una contratapa por semana, publicada los viernes, pensaba en “formato viernes”. “Cada viernes es una de esas piedras encontradas en la playa, puestas una al lado de la otra a lo largo de una absurda, inútil, hermosa repisa, que rodea un comedor en el que unos cuantos conversan y fuman y beben y distraídamente manotean alguna de esas piedras y la entibian un rato entre sus dedos y después la dejan abandonada entre las copas con restos de vino y los ceniceros llenos y las tazas con borra seca de café. Y cuando todos se van yo vuelvo a ponerla en la repisa, y apago las luces, y mañana o pasado con un poco de suerte volveré con una nueva de mis caminatas por el mar”.
“Hay un momento donde la mirada gira para dentro, ya estás en un paisaje interior, ya estás caminando en tu interior, es como cuando nadás, estás adentro más que afuera. Son los momentos espejo porque te vas a otra dimensión”, dijo Forn también en La boya.
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Crónica del Encuentro La poesía , el mar y el oleaje (1) del 17-7-2021
-Aníbal: Hoy está «Lulo», que es salteña, amiga de Daniel; Mariel, de Necochea, invitada de Damián. Y junto a estas personas que vienen por primera vez, hay algunos que están de vacaciones , como mi hermano Gustavo que está en Mendoza… Hernán, que está en Córdoba…
-Daniel: «Está Lulo, que escribe y es poeta. Fue compañera mía de colegio. Este año cumplimos 40 años de egresados»
-Aníbal: «un tópico el de hoy que viene de muy lejos ¿cómo surgió? A medida que recolectaba poesías sobre el mar aparecía siempre el oleaje, bajo tantas formas que hablar del oleaje es casi como hablar del mar…Pero hay formas específicas: en La Ilíada de Homero están los símiles homéricos, que son comparaciones explícitas (no metáforas donde uno de los términos está oculto), corresponden a una tradición oral, miles de versos que se recitaban de memoria, sobre las batallas y ejércitos. En el Canto IV, versos 220 y ss.
Como las olas impelidas por el Céfiro se suceden en la ribera sonora, y primero se levantan en alta mar, braman después al romperse en la playa y en los promontorios, suben combándose a lo alto y escupen la espuma; así las falanges de los dánaos marchaban sucesivamente y sin interrupción al combate…
Y en el mismo canto, unos versos más adelante, el choque tremendo de los ejércitos… Es interesante cómo estas imágenes de los símiles vienen a la actualidad. Ejemplo, en «Oda al mar» de Neruda y en el Romance del Río Seco de Lugones. Hay una evidente continuidad de los tópicos, y es apasionante buscar cómo los motivos se recrean a lo largo del tiempo. Más allá del oleaje, es muy bello leer los símiles. Yo conté 151 en toda la ilíada. Algunos en medio de la brutal y sangrienta batalla, son tremendamente delicados: como «el pastor» que escucha el ruido de la batalla, o como el de la cabeza del guerrero comparada con una amapola, en el canto VIII.
Les dejo la exploración de los símiles. En la próxima: el oleaje como la voz del mar. Le propuse a Silvia y a Fabione leer «Mediterráneo» de Montale (traducido por Daniel del italiano) También en Whitman o en Alexaindre, vuelve la voz y los besos en el oleaje»
-Alicia: «Aníbal, sos un gran aportante a la poesía y a este tema del mar. Leo los poemas que me pasaste. Del 96, de «Orillas», me gusta mucho «Tarde en el mar»: «la perfección ya es recuerdo» «aire transparente en el cielo iluminado» «cicatriz ahora en el sinfín del cuerpo» «el mar disgrega en sus límites» «absorbía miradas y gaviotas» «la monstruosa rutina de la eternidad» «. Pacheco hablaba de la condena del mar que no se detiene nunca. Y Quevedo…
Alicia lee también el poema 15 de Rosas del desierto: «se detiene al borde de las olas y dice una plegaria» «tibia hondura» «lo que no entra al mar se hace silencio y poema»
-Aníbal: «Navegaciones es un poema de la en la época en que acampábamos en la playa e inspirado en Luis Franco. Está en «El mar en todo». Y de algún modo ese poemario, que empecé a escribir en 1995, está inspirado en este poema de Luis Franco: El mar se embarca. El mar viaja por el cosmos, y yo sentía algo así en aquellas noches acampando entre los médanos, con la noche estrellada y el mar cerca. Pasábamos unas noches ahí con Pato y los chicos.
-Patricia leer «El mar se embarca» de Luis Franco: «sobre el abismo cabalgando el mar nublado de olas» «consolado» «de espuma» «hambriento siempre de naufragios» «órbita celeste»
-Aníbal: «un amigo de Marcos, Arturo Herrera, profe en Catamarca y especialista en la poesía de Luis Franco, una gran poeta que murió en 1988, en una pensión, totalmente solo y pobre. Y es un poeta estudiado y elogiado en todo el mundo. Lo invité a Herrera y pronto va a sumarse a alguna charla».
-Alba y Fernando: «sobre la condena en soledad que tiene el mar: «Soledad»: «qué solo, qué lejos siempre de ti mismo» «eres tú y no lo sabes» (Juan Ramón Jiménez); Alba: «El silencio» de Héctor Viel Temperley: «y va a romper la ola en un instante» «el viento corre de sur a norte» «va a largos saltos con sus plumas blancas» «pasa ante mi el silencio»
-Alba : «pensé en un amigo al que le faltaban las olas detrás»
-Aníbal: «Aquí tenemos una poeta que no extraña el mar porque lo tiene enfrente, Graciela»
-Graciela Vergel: «acotación (a Aníbal, que dijo que estaba muy narcisista) el narcisismo no siempre es patológico, hay un narcisismo que tiene que ver con lo creativo. Lee un poema suyo en homenaje a Juan Forn: «se hunde el poema en el oleaje» «flotan fugaces los amores» «les quedan cortos los versos al océano» «era tal vez un embrión de sudestada» «ola tras ola bucean la palabra» . Para Juan: «Hasta la boya»: «cómo dejar sin nombre al viernes «austero de adjetivos» «y torbellino como vos al mismo tiempo» «nadar . . . como un niño»
-Aníbal: «preparamos con Daniel «Navidad en el mar» de Stevenson, como homenaje a Juan Forn, que en un encuentro nos leyó el comienzo de Moby Dick (traducido por Forn y revisado del inglés por Daniel)»
-Daniel: «es un poema de 1886, cuando Stevenson era famoso. Es una historia muy bien contada: es un marinero que trata de salvar el barco en un temporal y desde donde ve las luces de Navidad y los preparativos en tierra. El padre de Stevenson construía faros. Stevenson quiso hacerlo pero nunca hubiera podido dirigir un barco, (sí viajar como pasajero) porque estaba muy enfermo de tuberculosis. Muere muy joven en Samoa, donde está enterrado. Lo llamaban «contador de cuentos». Es muy bello en inglés (lo lee en inglés).
-Aníbal: «qué musicalidad!»
-Daniel: «un grupo irlandés lo musicalizó como un rap, que se los voy a mandar»
-Aníbal: «leo la traducción de Juan Forn: «la cubierta era una placa de hielo» «el bramido de las olas comenzó antes del alba» «todo el día helado . . . amargo como el espanto» «el acantilado tan alto como las olas» «juro que hasta el aroma de las cocinas olía a Navidad» «las llamas danzando en el fogón» «hablaban de mí . . . del hijo que se fue a la mar» «la luz del faro nos guió y el mar abierto nos recibió» «lo único en que podía pensar era que mis padres envejecían solos»
-Daniel Pérez: «me pongo al día con dos temas anteriores: el heroísmo. Los hombres del haiku mantienen un perfil propio. «Once jinetes/ encaran la tormenta/ sin darse vuelta». Y sobre el amor, de «Antología de la poesía española y Latinoamericana» de Héctor Eliu Cifuentes, «Viento y profecía»: «paso mi mano sobre tu pelo» «caen sobre mí tus múltiples risas» Ya estoy más cerca de ponerme al día», dice Daniel.
-Gaba: «sones de Cuba -que nos quieren vender que todo anda mal, pero tienen tres vacunas y niños que escriben poesía- de Nicolás Guillén, «Tengo»: «yo, Juan sin nada, me pregunto» «tengo el gusto de andar por mi país» «monte puedo decir» «un amplio resplandor de rayo» «tengo el gusto de ir» «siendo un negro nadie me puede detener» «el mar» «tengo que ya aprendí a leer y a escribir» «tengo lo que tenía que tener». Viva Cuba libre!»
-Javier Bustos, de Córdoba: «el mar aquí es la montaña, todo lo que llega, como oleaje. «Pasos»: «a escondidas el sol mira» «viajan en la cresta de las olas de todos los vientos» «piedra y nube» «las piedras hablan «espaldas perplejas de los ancestros». Y de José Watanabe, poeta peruano, «El guardián del hielo»: «el heladero con su carretilla averiada y yo» «me pidió cuidar su efímero hielo» «bajo mi sombra tan desesperada como inútil» «no se puede amar lo que tan rápido fuga» «yo soy el guardián del hielo»
-Aníbal: «todo está en todo. Groppa, poeta de Jujuy, dice «veo llegar el mar al atardecer» y Jorge Enrique Ramponi, poeta mendocino que influyó en Neruda, le canta a la montaña. Tiene una gran obra poética con un único título: Piedra Infinita».
-Lulo: «anoche escribí pensando en el mar, «Mientras mi sangre corre»: «qué misterio! de tu corazón viene la brisa del amor» «una relativa calma que hasta asusta a veces» «lavaría del ayer el secreto polvoriento» «me quedé con la vida entre los dedos» «el cuerpo todo me sueño boreal» «buscar sombras en las nubes que pasan» «playas» «quién moriría si enterraran mi nombre?» «este cuerpo quizás me pertenece» «en mi campo . . . los sentidos se expanden más allá de la cama»
-Aníbal: «gracias Indiana!» (la nieta que la ayudó con la compu)
-Dani. «qué lindo escuchar la voz salteña! Una cosa: pasado el oleaje hay otro mar, sin oleaje. Hay dos palabras en inglés para ola, «wave» y «swell» (ver Eliot) segundo oleaje»(o mar tendido, agrego yo)
-Leo: «El poema de Graciela a Juan Forn es maravilloso. Les comento -sobre la montaña y el mar- casi a los 40 años formamos «Cañadón» un grupo con amigos. Borges preguntó a un ganador de un premio literario cuyo tema era el mar. «Qué harás con la plata del premio?» «Conocer el mar» le contestó el poeta, para asombro de Borges. Los Diarios de Jack Kerouac describen el proceso de escritura, pero nunca pudo escribir los diarios del mar, que siempre quiso escribir, como si describió cómo atravesó Estados Unidos. Leo un poema mío: «Pasó un invierno» (experiencia personal) «nadarte solo» «mar en invierno» «con tus silencios» «hasta abrigarme en tu amanecer» «recuerdos de verano»
-Aníbal: «Tenemos un hecho bautismal en Gesell, ir a nadar pasando la rompiente, es una experiencia fascinante. Lo hicimos con Marcos, con Leo, con Daniel y sus hijos, así es que el que quiera puede venir a bautizarse en este mar”.
-Damián, desde Mar del Plata, (y luego Mariel su invitada): «un gusto lo que va surgiendo y sumar voces. (traerá próximas invitadas). Cristina Peri Rossi, uruguaya, relaciona el amor y el mar en «Escoriación»: «herida que queda luego del amor al costado del cuerpo» «ningún amante ha podido evitar» «por el número de escoriaciones del buque conocemos sus viajes» «por el número de escoriaciones del cuerpo cuánto hemos amado». Y uno mío, amo el mar, soy rosarino pero vivo hace mucho en Mar del Plata; lo escribí mirando las olas que iban y venían tomando mate, a la orilla del mar: «concavidad» «los recuerdos a la orilla de tus manos»
-Mariel: Recordé a Baricco «Océano y mar». Soy de Mar de Ajó y me fui a los 18 años a estudiar y vivo hace 22 años en Necochea. Ahora me di cuenta cuánto escribí. Carmen Buquet «Qué voy a hacer»: «vuelan los besos , los paraguas» «mientras dura la tormenta nos convertimos en barco». Otro: «Espero el numen»: «espuma enredada en mi cabello» «mar» «luz tibia» «tallo con infinita paciencia la palabra» «mar, las olas duermen mansas» «hilachas que aún abrigan» «hay tiempo, Penélope es infante»
-Bonnie: «hola, muy emocionada con tanta palabra bella, en la pandemia es una fiesta. Escribo sobre el amor y la justicia, aún no terminé. Los alumnos de Juan Forn, Santiago y Daniel esperaban tu invitación Aníbal. (Aníbal: «me ocupo de invitarlos para la próxima») Escribí, como diálogo, sobre el oleaje: «te estoy hablando . . .» «oleaje me estás escuchando?» «tu presencia viene . . . de otro mundo que no conozco» «eres un vagabundo feliz» «no pedís permiso» «hablame» «llego, traigo vivo» «te envuelvo, te rechazo» «si estoy de humores soy cantarín» «yo soy una enorme ola inalcanzable» «calla mujer, tú también me intrigas» «cuando vas lllegando»
-Aníbal: «se nota la veta teatral»
-Inés: «me pasó una cosa curiosa. Estuvimos con El Cantar de los cantares y yo escucho misa, donde hay tres lecturas, y justo leyeron de los libros poéticos fragmentos sobre el tema del mar. La primera del Antiguo Testamento y la segunda se refería al mar, de los Libros Poéticos y los Salmos. El libro de Job tenía una metáfora. Asombra que las resonancias poéticas del mar, tan antiguas, aún resuenan. La metáfora de Job habla del mar como un parto: «quién encerró el mar con doble puerta?» «llegarás hasta aquí» (es Dios dando a luz el mar). Salmo: «los que a la mar se hicieron» «vieron tus maravillas» «subiendo hasta los cielos» «dando vuelcos como un ebrio» «a silencio reduje la borrasca» (relación con Stevenson desesperado por la tormenta) Dios los auxilia. El Evangelio, siempre relacionado con el Antigo Testamento, habla del mar pero es el lago donde vivía Jesús.
-Aníbal: «El mar como criatura de Dios y el hombre siempre tratando de dominarlo»
-Damián: «aporte y/o ppregunta: creo que hay algo que investigar cuando Dios separa el cielo de la tierra (y el mar); agua en hebreo se dice «main» y cielo «ashamain»
-Cristina: «Hoy los voy a escuchar a ustedes que dicen cosas maravillosas»
-Graciela García (yo) «qué alegría siempre encontrarnos! Estuve buscando poemas sibre el oleaje y encontré que en la mayoría el oleaje es utilizado como metáfora y no como el fenómeno físico que es. Pero encontré uno que habla del oleaje como tal, nada menos que de Octavio Paz y se llama «Viento»: «bailan las hojas» «la amapola . . . vuela en el viento lomo de ola» «cuerpo que flota, luz, oleaje; todo es del viento y el viento es aire siempre de viaje». Esta definición del viento me encantó. Después me puse a pensar si tenía mi propia experiencia con el oleaje, y si, resulta que mis suegros tienen un pequeño departamento, un monambiente en San Bernardo, en un séptimo piso frente al mar, y la cama está ubicada contra el ventanal que da al mar. Entonces, muchas veces he dormido mirando el mar escuchando el rumor del oleaje. Cómo todo se relaciona siempre como en un círculo en nuestros encuentros, vos hablabas del ruido del mar y el silencio del hombre. Escribí entonces este poema «El oleaje»: «me cautiva, me enamora. El oleaje me despide cada noche con su ritmo desparejo» «es incesante . . . rumoroso» «a veces tan furioso que parece que todos los dioses que convoca se despiertan y nos niegan el remanso». Por último quiero felicitar a Susana por su revista Hypatia por la calidad, amorosidady cuidado con que está hecha»
-Susana: «la revista Hypatia se difundió por 60 países. «Una tarde en la isla»: «el mar golpeaba furibundo» «soñaba historias secretas» «mi alma se hacía gaviota» «de una roca que se erguía desafiante, Afrodita» «la tarde era un poema de belleza infinita». Otro, de esa parte del mar donde termina la rompiente, en mi playa preferida de Brasil. «estoy flotando en el agua» «mis ojos miran quietos» «el mar se vuelve manto» «mi cuerpo se sostiene en sustancias primitivas» «las aves compiten con la brisa» «cuerpo y alma se unifican» Fin»
-Aníbal: «me gustan los finales abruptos de Susana»
-Susana: «asi me enseñaron a leer poesía, que se note cuando termina»
-Mariel, a Susana: «¿Vos tenés un poema tuyo ilustrando la plaza de Quequén sobre veteranos de Malvinas?»
-Susana: «Sí. Fue muy emotiva la ceremonia. Ganó un premio. Se llama «Soldado»
-Lilian: «Luis Rius de Cuenca , muere en México (1930-1986) . Su padre era republicano. En 1939 pasan a Francia y luego a México. Nunca volvió a España. Es escritor de cinco libros de poemas. Es del exilio de la segunda ola (no de la priemra como León Felipe, etc) de los que se criaron fuera de España. El mar cobra en el exilio otro sentido, es la libertad pero también un punto de ruptura y camino de regreso. «A veces se piensa en el mar» (en su Antología «Cuestión de amor y otros poemas», de 1984, poco antes de morir) «cuando yo pueda nadar toda una tarde a la orilla del mar» «entre libros y tristezas» «me voy al mar» «cuando yo me decida y me diga a mí mismo voy al mar» «si yo me decidiera y por fin fuera al mar» «y si bajara sin prisa la escalera y caminara y caminara» «y tuviera dinero en el bolsillo» «yo sé las penas de los subjuntivos» «yo soy de un pueblo tierra adentro» «voy a dormirme un rato y a ver luego» Descubrí este poema en un viaje de mis padres a México a visitar exiliados y vi este poema (arrancó la hoja y acá la tengo)
-Aníbal: «muy bello y doliente»
-yo: «me dio mucha pena»
-Aníbal: «pero siempre el dolor se hace algo vivo en el poema»
-Silvia: «Disfruto mucho y sigo escuchando»
-Amalia: «Llegué (a Mar de las Pampas). Estaba fría la casa. En honor a Cuba estoy con un ron Habana Club.
-Gustavo Srael: «para romper el bloqueo»
-Amalia: «todavía me duele mucho que Juan Forn no esté. Era mi vecino, de acá a dos cuadras. Era mi compañero. Leo un pedacito de notas: «mi mamá me enseñó dos cosas. Una es sentirse querido, te ayuda a ponerte en la vereda del sol » «cuando tenía alguna duda fui en busca de ese calorcito» Después de Castillo y Briante, nadie escribía con emoción. Otro, hablando con Aníbal de La Boya: «lo que descubrí en el mar» «en el fondo es la relación entre el hombre y su soledad».
-Jorge (y luego Gustavo S.) «yo traje dos libros, uno de Carlos Puebla con prólogo de Guillén con poemas, guajiras, «La cuarentena» canción. Después de un año de bloqueo económico, Estados Unidos apostó los marines y lo llamó cuarentena. «Fue bruto» «de calquier tipo que sea lo vamos a rechazar» «cada cubano en su puesto». Otro, a Juan Forn, de Gottfried Benn (alemán) «siempre cerca de . . . Finisterre» «Oh el dulce tono de la dialéctica» «monotonía astral»
-Gustavo Srael: Acá, no voy a perder las utopías. Nos quieren vender la moda de que no hay más sueños. Cuba no es un paraíso perdido, sino por ganar. (Recuerda a Forn y a Horacio González) Tuve la suerte de conocerlo en la Universidad (a Horacio). Siempre en la misma vereda: la de la lucha. Y a Forn, sin conocerlo, antes de ver La Boya te dije todo lo que sentía Aníbal, que después vi en La Boya.
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Las notas adjuntas a los poemas que leyó Lilian Garrido
Paco Ignacio Taibo I (Gijón, Asturias, 1924-México 2008) Escritor, dramaturgo, historiador y periodista hispano-mexicano (se instaló en México con su esposa y su hijo en 1958). Desde 1981 fue fundador y director de la sección cultural de “El Universal”
Nota 1: el poema apareció publicado en el periódico “Unomásuno” de México en septiembre u octubre de 1983. Mi padre lo leyó allá, le encantó, trajo el recorte, y yo guardo una fotocopia desde entonces.
Nota 2: Este poema está incluido en la antología Cuestión de amor y otros poemas (1984), compilada por el propio Luis Rius pocos meses antes de su muerte, debida a un cáncer.
Luis Rius nació en 1930 en Tarancón, pequeña ciudad del municipio de Cuenca, perteneciente a la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha.
Es uno de los poetas de la segunda generación del exilio republicano, conocida también como “niños de la guerra”, hispanomexicanos y/o nueva generación (poetas nacidos entre 1925 y 1937).
Su padre, un militante de izquierda, había sido alcalde en Tarancón (1933), diputado provincial y presidente de la Diputación de Cuenca (1934) y gobernador civil de Soria y Jaén (1935-1936). Durante la Guerra Civil Española la familia se trasladó a Francia y en 1939 a México, país en el que Luis Rius vivió hasta su muerte, en 1984.
En México, Luis Rius se doctoró en Letras por la UNAM y fue profesor en la Universidad de Guanajuato, en la que dirigió la Escuela de Filosofía y Letras. Fundó varias revistas literarias como Presencia y Clavileño y colaboró como editor en la revista Segrel, y también en Cuadernos Americanos, Anuario de Letras (UNAM), Las Españas, Revista Mexicana de Cultura, México en la Cultura, El Heraldo Cultural, Novedades y Excelsior.
En 1968 se casó en México con Pilar Rioja, bailarina mexicana de flamenco, hija de padres españoles.
Su obra lírica:
Canciones de vela, Segrel, 1951.
Canciones de ausencia, Universidad de Guanajuato, 1954.
Canciones de amor y sombra, Era, Alacena, 1965.
Canciones a Pilar Rioja, Finisterre, 1969.
Cuestión de amor y otros poemas, Promociones Editoriales Mexicanas, 1984. Antología compilada por él pocos meses antes de su muerte por cáncer. Es reeditada en 1998 en Cuenca, por la Universidad de Castilla-La Mancha.
Sus ensayos:
El mundo amoroso de Cervantes y sus personajes (1954).
Los grandes textos de la literatura española hasta 1700 (1966)
León Felipe, poeta de barro (Biografía), 1968. 2ª. edición, Promexa, 1986
Desde su primer poemario, que se publica en 1951, Canciones de vela (un título de origen medieval, pues se refiere a unas supuestas canciones que entonaban los guardias en su vigilancia nocturna), se expresa su sentimiento resignado que se enfrenta a lo que no se puede superar, da lo mismo que sea el mar o la muerte misma. Siempre dicho desde esa gran conciencia del yo, del ser y el hacer, desde el hombre que simplemente vive.
El hombre de la tierra adentro llega al mar, se aleja de su destierro para llegar a una frontera que no puede traspasar y que lo detiene. Es un eterno retorno al punto de espera donde siempre se encuentran el hombre y la mar; mar en eterno movimiento y hombre en eterna espera.
En el campo literario, hay varios estudiosos del exilio republicano español y su propuesta estética,entre ellos, el profesor Bernard Sicot en su ensayo El mar de los desterrados. Desde Unamuno hasta los poetas hispanomexicanos (2004) Para Sicot, “como el desierto, como el camino, el mar es un motivo de la poesía del exilio”. Hay una serie de imágenes y metáforas recurrentes tanto en la primera como en la segunda generación, sobre todo la imagen del mar y de lo relacionado con el mar (barcos, puertos, playas).
El mar cobra en el exilio otros valores: es la verdadera tierra del desterrado (o del transterrado), es lo inmenso, vacío pero surcable, es el espacio de la ruptura y de la unión entre dos orillas, de la separación en el viaje hacia el exilio pero también del posible camino de retorno a un origen (geográfico o simbólico).
Los poetas de la segunda generación del exilio republicano, especialmente los hispanomexicanos, tuvieron en Unamuno, en Juan Ramón Jiménez y en los exiliados de la Generación del 27 ilustres predecesores en el recurso del mar como compañero fiel o patria del exiliado. Pedro Salinas dedicó en el exilio, en 1946, con El contemplado, un poemario entero al mar.
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La poesía y el oleaje, parte II, el 24 de julio.
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