Pipach, 19 de julio 2024
La charlas durante la cuarentena de 2020
Publico los textos que leímos en el encuentro del viernes 19 de julio en el centro cultural Pipach, Avenida Buenos Aires y Costanera, Villa Gesell.
Lectura con Juanjo Rodriguez (versión en inglés)
THE VAGABOND
Give to me the life I love,
Let the lave go by me,
Give the jolly heaven above
And the byway night me.
Bed in the bush with stars to see,
Bread I dip in the river —
There’s the life for a man like me,
There’s the life for ever.
Let the blow fall soon or late,
Let what will be o’er me;
Give the face of earth around
And the road before me.
Wealth I seek not, hope nor love,
Nor a friend to know me;
All I seek, the heaven above
And the road below me.
Or let autumn fall on me
Where afield I linger,
Silencing the bird on tree,
Biting the blue finger;
White as meal the frosty field —
Warm the fireside haven —
Not to autumn will I yield,
Not to winter even!
Let the blow fall soon or late,
Let what will be o’er me;
Give the face of earth around,
And the road before me.
Wealth I ask not, hope, nor love,
Nor a friend to know me.
All I ask, the heaven above
And the road below me.
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EL VAGABUNDO
Dadme la vida que quiero
Y el resto os lo regalo.
Dadme la alegría del cielo en lo alto
Y cerca el camino apartado.
Dormir en el monte para ver el firmamento
Comer mientras cruzo el río –
Allí está la vida para un hombre como yo
Siempre será esa mi vida.
Tarde o temprano estalla la tormenta
Que caiga sobre mí.
La tierra me rodea,
Y ante mí el camino.
Riqueza no busco, ni amor ni esperanza,
Ni que me acompañe un amigo.
Todo lo que busco, el cielo en lo alto
Y a mis pies el camino.
Dejad que caiga el otoño
Allí donde me he distraído
Callará el pájaro del árbol
Y mis dedos quedarán amoratados
Blanca como la harina la campiña helada –
Cálido el refugio junto al fuego –
No me rendiré al otoño,
¡Ni me rendiré al invierno!
Robert Louis Stevenson
(Traducción de Sergio Casado, 2013)
**
Poemas de mi libro La belleza del mundo, lectura con Virginia Raposeiras.
La belleza del mundo como toros o nubes
mientras atardece o cae la tarde
y el deseo de vivir en alguien no se olvida
y persiste ¿por qué? Persiste
más que los evanescentes toros blancos
que en silencio y suaves se dilatan arriba.
No poder ser de un solo instante
nos empuja a unos ojos y a otros
que nos miren en sed inacabada
y la tarde que no es agonía sino
cantos unánimes incontables matices
y el sol no es quien se desangra
sino una luz serena que volverá mañana.
*
La mano corta unas flores de menta
y la avispa verde fluor huye espantada
en su lugar emerge la diminuta mantis
que husmea la tumba del escritorio y cae.
El aroma robado se disipa aquí arriba
los insectos deshabitan las flores
vuelvo de hacer el amor y me pregunto
por qué canto las penas de estas flores.
Irreparable haber gozado y darle tiempo
al próximo deseo mientras disfruto
del olor que entregan en su pérdida
irreparable estas breves cabecitas cortadas.
*
El cerco de lantanas
trae la piel de mi abuela
y el olor arrugado de su voz
cuando llamaba a comer.
Y yo almorzaba todo de sus manos
embriaguez de cocina colmada
pasos cortos, de luto, ella miraba
hacia la calle de sonrientes pétalos.
Aquí abajo, cerca de sus ojos
el cantero de flores escribe su poema.
*
Yo también doy el tono
el sapo la ruda melancolía
la rana su festejo.
También quiero estar solo
con mi cuerpo
y abundar luego
en el otoño final
en el frío atardecer
con las camelias.
Nieve ardiente
el universo pasa y toca
su melodía impecable entre los pétalos:
lo que nadie esperaba que ocurriera
tan cerca del invierno.
*
Isla entre océanos, el continente flota
sostenido por su raíz de piedra
y el néctar que nunca probé se ofrece
en esta brisa de náufragos inmóviles.
Es claramente un gesto amoroso de la noche
el desvarío en la oscuridad de las estrellas
la manta que no tapa los pies
la cabeza que sale a respirar silencio.
Hasta los seres que amamos navegan
como fantasmas y con un parpadeo
se van descalzos a la luna, solitarios,
llevando en sus ojos nuestro amor.
Fuerza y valentía empujan tus pasos
en el bosque quemado y las cenizas
las camelias frías fulguran en el suelo
con sus bellas cabezas cortadas.
Así afrontan el invierno que llega
mientras avanza a remos esta isla
de costas interminables a tu mirada
y tu valentía es tu mástil y tu vela.
*
Polución diurna, abecedario
de una dicha, tus encantos en
mi pecho ancho de mares
clara reina que es abeja nocturna.
Contar las letras que saltan en la boca
fuera del rebaño saltan
del cerco de los dientes huyen
papeles de gaviotas en el viento.
Cuando dije boca y era la noche
diurna algo estalló se hizo trizas
trazos vello incendiado de una
historia larga, de ahora mismo, de amor.
*
El sol habla por las bocas del mar
tantos milenios compartidos
de luz al agua y a la espuma
estalla con brillos estruendosos.
Aunque la noche seguirá cantando
el mar sin sol entre sus ondas
ahora es puro brillo el sonido
cuando amanece en mis pestañas.
Yo miro al sol por el agujero
de una piedra y pesco, distrayéndome
para no mirar al dios de frente
que me extermine con un golpe de ola.
*
Me arrojo al mar para sentir mis límites
no respiro bajo el agua me sumerjo
para no hablar más para escucharme
y que el shock me selle la epidermis.
El mentón se mueve para decirme
que no debo nada ni me deben nada
abrir la boca para besar y cantar
lo que el aire diga o murmure.
Bruxismo como rocas que el mar gasta
hasta que no hay nada más que anotar
ni lápiz ni cuaderno solo espuma
que deja evanescente el mar al irse.
**
Lectura de Alicia Benítez:
El malvón no habla de la inmortalidad
muestra sus pétalos encarnados
y el peso del rocío sobre los pétalos
hace rodar los cascos de los héroes.
A su lado hay otras flores enfrente
otro malvón rosado abre sus pétalos
crecen desalineados libres y la belleza
de la poesía del mundo carece de centro.
Como el paseo que hago con mis pies
de un lado al otro distraído
extraviado en los aromas y colores
de un sendero que lleva hacia ninguna parte.
(de La belleza del mundo)
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Lectura de Hernán Mlynarzewicz:
Ulisse
Nella mia giovinezza ho navigato
lungo le coste dalmate. Isolotti
a fior d’onda emergevano, ove raro
un uccello sostava intento a prede,
coperti d’alghe, scivolosi, al sole
belli come smeraldi. Quando l’alta
marea e la notte li annullava, vele
sottovento sbandavano più al largo,
per fuggirne l’insidia. Oggi il mio regno
è quella terra di nessuno. Il porto
accende ad altri i suoi lumi; me al largo
sospinge ancora il non domato spirito,
e della vita il doloroso amore.
Umberto Saba
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Ulises
De joven navegué junto a las costas
dálmatas. Emergían del oleaje
islotes, donde un pájaro era raro
que en busca de sus presas se posara,
cubiertos de algas, resbalosos, bellos
al sol como esmeraldas. Cuando la alta
marea los borraba con la noche,
velas a sotavento se desviaban
hacia alta mar para eludir su insidia.
Esa tierra de nadie es hoy mi reino.
El puerto les enciende a otros sus luces;
a mí me empuja aún hacia alta mar
el todavía no domado espíritu,
y de la vida el doloroso amor.
**
Lecturas por zoom:
Gustavo Zaldívar:
Asunción de la poesía (I)
Yo me nazco, yo misma me levanto,
organizo mi forma y determino
mi cantidad, mi número divino,
mi régimen de paz, mi azar de llanto.
Establezco mi origen y termíno
porque sí, para nunca, por lo tanto.
Soy lo que se me ocurre cuando canto.
No tengo ganas de tener destino.
Mi corazón estoy elaborando:
ordeno sufrimiento a su medida,
educo al odio y al amor lo mando.
Me autorizo a morir solo de vida.
Me olvidarán sin duda, pero cuando
mi enterrado capricho lo decida.
María Elena Walsh
Casi milagro ( 1958)
*
Buenos Aires, sábado 8 de agosto de 2020
Inspirado por el poema “La asunción de la Poesía” de nuestra madre nutricia de magias, fantasías, disparates y sueños entre otras yerbas, Maria Elena Walsh escrita en 1958 del libro “Casi Milagro”, y que trajo al espacio Daniel Perez, me reencontré con una carta que le escribí en 1981, al enterarme de que ella padecía una enfermedad terminal. Casi al mismo tiempo, elCCKirchner, convocó a agradecerle su presencia en nuestras vidas en su sitio de Instagram, invocando una hermosa zambita de María Elena que expresa su agradecimiento a quien alguna vez la ayudo en su tristeza. Esto me motivo finalmente a compartirla con ustedes, en la confianza y la sensibilidad con la que nuestro poeta en jefe logra unirnos y convocarnos, superando el pudor y compartiendo también la inolvidable, sencilla y agradecida (como no podía ser de otra manera) respuesta de Maria Elena.
Villa Gesell, 4 de diciembre de 1981
Querida Maria Elena:
Quizás porque a mi corazón de siete años enamoraba tu canción, o porque me llevo tres horas escribir del disco y no por deber de la escuela, aquella letra torcida de Don Enrique del Meñique tan loca y divertida con el esfuerzo que gusta mas de lo que cuesta….
O porque a los quince años enseñaba tus canciones a los chicos de la escuelita donde trabajaba con mi guitarra, gozando en su lenguaje y rescatando la ternura de sus miradas como con una varita mágica.
O porque a los diecisiete entendí con vos que las canciones de cuna podían decir algo mas que un arroró y que de giles estamos llenos y que en el mundo del revés no existen carteros sino palomas y mariposas que nos cuentan cosas y que helados se puede escribir hela 2.
O porque mi voz enamorada supo de viajes y recuerdos sin ventanas ni barcas encalladas y pude mirar con tristeza la soledad de una estatua.
O porque en el país del jardín de infantes con maestras asaltantes sin guardapolvos ni meriendas es tu voz la denunciante.
O solo porque hoy, a los veintidós, padeciendo nuestros males plurales, es tu canto el que me sobrevive y tu mano la que se tiende en tus palabras.
Seguro que por todas estas cosas me ocurren estas ganas de abrazarte, reconocerte y reconocerme con la fuerza que habita en las nuevas esperanzas y la claridad que otorga la muerte desenmascarada.
Y como si de vivir morimos, no fue al divino botón seguís siendo memoria nuestra, sigo siendo extensión donde perdura tu voz.
Con mucho afecto, Gustavo.
Buenos Aires, 17/12/1981
Querido Gustavo: Gracias por tus hermosas palabras, porque me ayudas a seguir peleando por estar en un mundo donde hay gente que vale la pena.
Que seas muy feliz, un abrazo de
Maria Elena
*
Piglia. El arte de la natación.
“En efecto, el psicoanálisis y la literatura tienen mucho que ver con la natación. El psicoanálisis es en cierto sentido un arte de la natación, un arte de mantener a flote en el mar del lenguaje a gente que está siempre tratando de hundirse. Y un artista es aquel que nunca sabe si va a poder nadar: ha podido nadar antes, pero no sabe si va a poder nadar la próxima vez que entre en el lenguaje”.
Cita extraída del capítulo «Los sujetos trágicos (Literatura y psicoanálisis)» en el libro de Ricardo Piglia, «Formas breves».
*
Lectura de Patricia Zaldivar:
Solitaria
El ojo de Emily
observa más allá de su ventana,
adivinando el vuelo de las aves.
El zumbido de una abeja le trae placer
y calma.
Quieto el hogar,
su oído atento capta
cómo cae, finísimo, el rocío.
Y el olor es de rosas.
Las manos de Emily
conocen la tersura de los pétalos,
sus labios suelen
rozar la pulpa
de los tempranos pimpollos.
Besa, como rezando.
Dice, en su credo íntimo,
una oración pagana.
Va sola.
Sus pasos rechazan
el vuelo aventurero.
Se niegan al camino que invita
detrás de la cerca.
Elige, de su jardín, la hierba nueva,
y prefiere el aire renovado
de su perenne rincón.
Es su morada.
El Lugar.
El sitio más amado.
(Patricia Zaldivar: para Emily Dickinson)
**
Lectura de Amalia Forte Mármol:
El doliente
Pasarán estos días como pasan
todos los días malos de la vida.
Amainarán los vientos que te arrasan.
Se estancará la sangre de tu herida.
El alma errante volverá a su nido.
Lo que ayer se perdió será encontrado.
El sol será sin mancha concebido
y saldrá nuevamente en tu costado.
Y dirás frente al mar: ¿Cómo he podido
anegado sin brújula y perdido
llegar a puerto con las velas rotas?
Y una voz te dirá: ¿Que no lo sabes?
El mismo viento que rompió tus naves
es el que hace volar a las gaviotas.
— Óscar Hahn (Iquique, 5 de julio de 1938), es un poeta, ensayista, crítico literario y profesor chileno perteneciente a la generación literaria del 60.
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Lectura de Susana Orden:
Los barcos fantasmas
Navegando en los mares tenebrosos,
avanzan esos barcos misteriosos…
Diviso sus perfiles peregrinos,
desafiando los tifones marinos.
Visitan los infinitos destinos,
que les ordenaron, jueces divinos.
Nunca detienen su marcha, sin prisa,
cuando el agua turbulenta se alisa.
Ropa maltrecha, gestos espantosos,
aquel capitán de ojos asesinos,
se hunde en la nada, con siniestra risa…
Susana A. Orden
Reservados los derechos de autora según el Tratado de Berna
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Canción de La oreja de Van Gogh, que canto con su teclado Daniel Robiglio:
Días tristes. Volveremos a brindar (versión en youtoube)
Días tristes, nos cuesta estar muy solos
Buscamos mil maneras de vencer la estupidez
Meses grises, es tiempo de escondernos
Tal vez sea la forma de encontrarnos otra vez
Pero son las ocho y has salido a aplaudir a tu ventana
Me dan ganas de llorar
Al vernos desde lejos tan unidos, empujando al mismo sitio
Solo queda un poco más
Volveremos a juntarnos, volveremos a brindar
Un café queda pendiente en nuestro bar
Romperemos ese metro de distancia entre tú y yo
Ya no habrá una pantalla entre los dos
Ahora es tiempo de pensar y ser pacientes
Confiar más en la gente, ayudar a los demás
Mientras tanto otros cuidan los pacientes
Un puñado de valientes, que hoy tampoco dormirán
Pero son las ocho y has salido a aplaudir a tu ventana
Me entran ganas de llorar
Al vernos desde lejos tan unidos, empujando al mismo sitio
Solo queda un poco más
Volveremos a juntarnos, volveremos a brindar
Un café queda pendiente en nuestro bar
Romperemos ese metro de distancia entre tú y yo
Ya no habrá una pantalla entre los dos
Y después de pasar la cuarentena
Habremos hecho un puente que unirá
Mi puerta al empezar la primavera
Y la tuya, que el verano me traerá
Volveremos a juntarnos, volveremos a brindar
Un café queda pendiente en nuestro bar
Romperemos ese metro de distancia entre tú y yo
Ya no habrá una pantalla entre los dos
Lucía Gil
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